Paellas inolvidables

El perfume del fuego -o sea, el humo- mantenía vivo en mi

memoria lo que había sentido en Sueca. Eso, me llenaba de

gozo. Después de todo, aquel cónclave de profetas de la paella

había sido para mí todo un viaje a las raíces de nuestra

gastronomía. Pero también a mi pasado. (Cuando era un

superagente-baby). Quizá por eso, aquel domingo regresé entre

arrozales convencido de que en mi informe sobre la paella iba a dar

con la clave del éxito. No en vano, había descubierto sus

ingredientes secretos: unión, tradición, fiesta, amistad, familia,

ingenio, cariño, tertulia, reto, sonrisas, complicidades,

secretos, versos, historia, mundo, infancia, pueblo, futuro,

nostalgias… Fuego, arroz y alma. Lo tenía claro…

La paella era vida… O lo que es mejor, la vida era una paella.

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